Por Cristián López, Profesor y Magister en Educación.

De seguro ud al ver el título de esta columna pensará que esta será una reflexión respecto del ritual militar del 19 de septiembre, en sentido estricto no tiene nada que ver, pero en una forma evidentemente indirecta, sí.

En los últimos días y de manera escandalosa (siendo elegante en el calificativo) el caso del constituyente Rojas Vade, como los “descubrimientos” sobre uso de recursos (incluidos peluches) en varios municipios por alcaldes nuevos, y los ya conocidos desfalcos en FFAA y Carabineros (entre muchos otros) pusieron en la palestra “el asesinato de la fe pública” como tema de referencia.

                Fuimos testigos, creo de manera vergonzosa del clamor del “establishment” pidiendo la guillotina con el mejor filo posible para este constituyente (y los más avezados de toda la convención) por este terrible acto. Es obvio que una acción de esta naturaleza debe ser llevada a la justicia, asumiendo y aceptando responsablemente las sanciones que se dicten. Sin embargo, a juicio de este no influencer columnista dominguero, de tan deleznable acto, salió como consecuencia “sin querer queriendo” un estándar de autosanción primaria respecto de quien cometa este horroroso crimen, del cual nuestro establishment criollo simple, particular y categóricamente nunca se ha hecho y al parecer tampoco ahora se hará cargo. ¿cuál es esta primera autosanción?: Renunciar y dar un paso al costado.

Nuestras autoridades y representantes volvieron a esconder bajo la alfombra toda promesa proclamada acerca de trasparencia, justicia, participación en la toma de decisiones, igualdad de trato y el uso de recursos para la ciudadanía que, a luz de la presión de los hechos del 18 de octubre, en cuanto matinal televisivo pudieron aparecer para tratar aquietar las aguas y justificar su radiante ineficacia. Es más, el atrevimiento más notable de nuestros tiempos es, ver y escuchar a “la clase política en general” haciendo gárgaras (incluidos actuales candidatos presidenciales) y crudos análisis de hechos de corrupción gravísimos como si estos fuesen cometidos por otras personas e instituciones políticas al parecer de una realidad y país paralelo, situándose además lejos de ese grupo, explicando con relatos de preclara objetividad e independencia moral y militante, dignas de la dimensión desconocida. En el caso #SQM que involucra al 70% de los partidos políticos del país, en el que el autosalvataje fue la estrategia para actuar, ¿vio ud a algún presidente, ministro, subsecretario, congresista etc. renunciando a su cargo o pidiendo perdón? ¿a quién se ha sancionado por los pocos casos investigados?

En fin, esta  “transparencia” reclamada no viene sola, viene de la mano de una IMPUNIDAD MONSTRUOSA que involucra (posiblemente en varios casos amparadas por la ley) desde el gobierno central, regional, congreso hasta los municipios más pequeños en una serie de acciones que en su gestión diaria deben realizar desde: licitaciones, asignaciones directas de obras públicas, gestión en gobiernos locales, financiamiento de campañas políticas, asignaciones, asesorías, contratación de equipo de confianza y sus competencias profesionales (familiares), la insólita creación y adjudicación de proyectos a empresas dos días antes de una licitación y un largo etcétera que nos demoraría 4 columnas en terminar, la última de todas, la guinda de la torta  las nuevas pymes electorales, es decir, inventarse como candidato o candidata gastar poco en la campaña y recibir dinero por cada voto obtenido ¿qué conveniente no?

La exigencia ética de transparencia, de distribución del poder en la toma de decisiones y el terminar de una vez por todas con el despilfarro de recursos para favorecer a “un alguien” son sin duda las batallas más complejas que debemos enfrentar, no solo para la constituyente (este no es solo un problema de leyes) es un cambio de paradigma en como entendemos la sociedad y ese constructo llamado Estado, hemos sido testigos tristemente en como la llamada profesionalización de la política ha matado el servicio público en sentido estricto y lo ha transformado en un camino para obtener un botín, una tajada de esa torta  … y para eso la pregunta que debemos responder en primer lugar es … yo, ud querido lector y lectora ¿en qué parada están?