Ortega y Gasset señalaba en el siglo pasado que “yo soy yo y mis circunstancias, sino las salvo a ellas no me salvo a mí”. Esta frase, que cobra sentido en toda la humanidad, da cuenta de la importancia de las realidades que nos circundan cotidianamente. Dicho de otro modo, no puedo ser yo sin antes conocer los códigos por los cuales se configura el mundo en que vivo.

Considerando lo anterior, estamos a pocos meses de celebrar nuevas elecciones. Para algunos, dentro de los cuales me incluyo, es la gran fiesta de la democracia, en el cual, como pocas veces en la vida, cada uno de las y los ciudadanos gozamos de la misma igualdad. Vale decir, tu voto vale nada más ni nada menos exactamente que el mío.

En el caso de la Región, y de Rancagua en particular, nos hemos visto enfrentados a grandes desconsideraciones por los que hemos bebido el trago amargo de una triste noticia que empañó la fe del pueblo. Un alcalde en ejercicio (hasta hace poco) que no solo fue imputado de delitos económicos y cohecho, sino que además la justicia lo declaró un peligro para la sociedad resolviendo, así, que debe estar en previsión preventiva por largos meses.

El Consejo Municipal, cumpliendo con la normativa legal vigente, debió elegir a un alcalde suplemente, el Sr. Emerson Avendaño Llanca, por lo que resta del año en estos pocos meses de gestión. Tarea no fácil si consideramos el contexto económico y social por el cual atraviesa nuestro Municipio. Sin embargo, en periodos de crisis, surgen, a su vez, grandes oportunidades, las cuales constituyen contrapuestas esperanzas en volver a reconquistar la fe pública y el sentido más puro de hacer política y comunidad.

Antonio Gramsci, filósofo e intelectual italiano, señalaba que las crisis son aquello que tiene que morir, pero que aun no ha muerto, y aquello que tiene que nacer y que aún no ha nacido. Y es que justamente nosotros nos encontramos en dicha translación.

Las elecciones que serán celebradas en octubre de este año requieren de la sabiduría popular para elegir quien regirá los destinos de la ciudad como la más alta autoridad comunal. Temáticas como seguridad, salud, educación, recuperación del caso histórico, así como otras demandas los dirigentes de los distintos territorios, posibilitan la necesidad de avanzar hacia una sociedad que resguarde de buena manera los caudales públicos, refuerce el sentido de seguridad en la población para que nuestros niños y niñas y sus familias puedan disfrutar de un lugar en el que puedan desplegar todas sus capacidades y anhelos que, en el papel, están garantizados constitucionalmente.

La expectativa es que la administración sea eficiente y eficaz en ese sentido. Que la Corporación Municipal de Servicios Públicos Traspasados de Rancagua (CORMUN) no se transforme nuevamente en una caja pagadora de deudas políticas, sino que esté al servicio de todas y todos aquellos habitantes que convivimos en estas tierras de campo, ciudad y cobre.

En síntesis, que muera lo que tenga que morir, como las malas prácticas; y que nazca aquello que tenga que nacer, un liderazgo preocupado y ocupado de hacer cada vez más llevadera la vida, más felices a nuestros conciudadanos y que haga realmente carne el nombre de servidores públicos en función de las necesidades de los rancagüinos y rancagüinas que transitan diariamente por nuestra grande alameda.

Ignacio A. Meriño Montero.
Trabajador Social y Magister en Psicología Social. Presidente del Consejo Provincial Cachapoal del Colegio del Colegio de Trabajadoras/es Sociales de Chile A.G.