El 19 de junio de 1984, el talentoso cantante y guitarrista de The Eagles, Glenn Frey, sorprendió al mundo de la música con el lanzamiento de su segundo álbum en solitario titulado «The Allnighter».

Este disco marcaría un hito en la carrera de Frey y en la industria musical en general. «The Allnighter», no solo demostró el brillante talento de Glenn Frey como artista en solitario, sino que también consolidó su posición como uno de los principales íconos de la década de los 80.

El álbum llevaba consigo un aura de innovación y frescura que cautivó a críticos y fanáticos por igual. Uno de los puntos más destacados de este álbum fue el sencillo «Sexy Girl», un clásico que seguramente está en la mente y la memoria auditiva de cada amante de los clásicos, que se convirtió en uno de los mayores éxitos de esa época.

Con su pegajosa melodía y letras envolventes, la canción rápidamente escaló las listas de popularidad y se convirtió en un himno para una generación entera. La excelencia en la producción de «The Allnighter» y la versatilidad musical de Glenn Frey se reflejaban en cada pista, desde las baladas melódicas hasta los ritmos más enérgicos. El álbum capturaba la esencia de los años 80 y resonaba con audiencias de todo el mundo.

Con este lanzamiento, Glenn Frey demostró una vez más su capacidad para reinventarse y superar las expectativas, estableciéndose como un ícono indiscutible de la música popular. «The Allnighter» no solo era un álbum, era una declaración de la genialidad artística de un músico que seguiría dejando su huella en la historia de la música.

El legado de Glenn Frey y su obra maestra «The Allnighter» continúan inspirando a nuevas generaciones de artistas y aficionados a la música. Su influencia perdura en la industria musical y su música sigue siendo recordada y apreciada por su calidad atemporal, pero nos quedamos con la compleja interrogante, ¿Serán nuestras radioemisoras capaces de hacer perdurar en la FM los clásicos de Frey?  

Complejo responder algo que solo el paso de los años nos responderá, lo anhelamos, pero con una industria de la música revuelta y sin identidad, nadie lo puede asegurar.