Opinión – Cristián López – Profesor de Filosofía
Hoy Domingo 30 de abril, mientras compraba empanadas para el almuerzo me enteré de que el clásico universitario entre la UC y la U fue suspendido por incidentes causados por barristas, obviamente fue conversación obligada con otros comensales y quien nos atendía en el local. Al llegar a casa y disponerme a degustar este manjar típico nacional, es que, al revisar redes sociales y los furibundos comentarios de los expertos analistas de canales deportivos y programas radiales, analizando por enésima vez la situación de la “violencia en los estadios” y pidiendo por favor que esto termine de una vez por todas, ya sea subiendo las penas y llamando a las autoridades a que se busque una solución integral, en conjunto, a este flagelo que mata a la pasión de multitudes. Inevitablemente me sentí siendo parte de la película “El día de la marmota” (1993) o también conocida como “Hechizo del tiempo” dirigida por Harold Ramis protagonizada por Bill Murray y Andie MacDowell, en la cual el periodista encarnado por Murray vivía el mismo día una y otra vez la idea es que esta suerte de condena fuese para mejorar como persona y conquistar el corazón de su coprotagonista.
Esa es la sensación que provoca la noticia del clásico y nuestro país en general, pues siguiendo la lógica de la televisión y radios nacionales, instalan ciertos temas que resultan eternos y repetitivos dependiendo incluso de la fecha en que nos encontremos: “los tacos del 18” o cualquier otra fecha con fin de semana largo. “el precio de los mariscos y pescados de semana santa”, “la delincuencia” si es que hay elecciones, el “super Lunes santiaguino” que poco nos importa a los provincianos y los inefables problemas de atención en el sistema de salud, las alzas de las Isapres, la pérdida de los fondos de AFP que solo afectan al trabajador (obvio) y un largo etc. de otras tantas cosas entre superficialidades y profundidades medianamente abordadas según la conveniencia del momento. Por lo tanto, la violencia en el futbol es otra de las “noticias clásicas” dentro de la agenda y cartelera anual de temas recurrentes como fórmula cada vez que ocurre algún hecho que impacta a la opinión pública.
Para reafirmar mis términos y para quienes tenemos algunos años, les quiero invitar a recordar que el año 1994 con Frei presidente presente en el Estadio Nacional la Garra Blanca quemó tablones en el sector norte, y podríamos por cierto enumerar una cantidad enorme de hechos de violencia en regiones y Santiago, donde en la mayoría de los casos están involucrados los equipos capitalinos, incluidas muertes, ataque a buses, etc, etc etc, y que como hincha también me toco vivir y sufrir enfrentando a azules y albos en la gran metrópolis. Entonces (y ud lo sabe mejor que yo) este tema no es de hace un mes ni de este partido, podemos incluso citar aquella memorable presentación del diputado Ascencio para denunciar las reuniones de Hinzpeter y Piñera con Francisco Muñoz, alias Pancho Malo, quien oficiaría de brigadistas para la entonces campaña política de la época, cuando su posterior ministro Ruiz Tagle (el del Confort) estaba al mando de Blanco y Negro.
Tenemos también la tan analizada y comentada relación entre el Dr. Orozco y los “cabros” o “líderes positivos”, como llamaba a los miembros de la barra Los de Abajo que trabajaron con él, como vemos acá hay para hacer fácil 10 libros y lo que nos queda claro es que el poder político se metió en todo sentido con las llamadas barras bravas hace bastante rato.
Lo tristemente llamativo de todo esto es que, en todos estos años, y cada vez que ocurre un hecho de este tipo (como en muchas otras áreas de nuestro país incluido el Estallido Social) se hacen llamados de diverso tipo para solucionar, se analiza, se revisan propuestas, aparecen proyectos de ley, gobiernos lanzan planes, planecitos, reformas, reformitas etc, etc etc (otra vez etc) y la conclusión en el tiempo es que TODO SIGUE IGUAL, como en todos aquellos temas trascendentes para la población.
La violencia no es un problema del fútbol, hemos sido testigos como en poco tiempo se legisló respecto de una ley (a juicio de este escritor amateur) mas en la forma que en el fondo para apoyar la labor de la policía, que sabemos no soluciona ni el problema de la inmigración, ni el narcotráfico, ni la delincuencia. Lo que queda en evidencia es que cuando se desea sacar provecho de la coyuntura no hay límite, pero para temas donde se requiere la misma mínima voluntad para solucionar condiciones y situaciones gravísimas como la seguridad se demoran años y décadas. Cuánto nos gustaría una ley “Fiscaliza fácil” para que los alcaldes y alcaldesas no malgasten ni roben los recursos de los municipios o para que fiscales hagan la pega respecto de los financiamientos electorales y otra vez un larguísimo etc., pero por lo que vemos seguiremos siendo ciudadanos en el país de la marmota, pues la falta de voluntad es el pan de cada día, ya que si no existe la misma premura y urgencia para solucionar problemas es porque a algún grupito no le interesa que ese tema se solucione, así de simple, entonces querido lector y lectora le invito a romper el hechizo, y tratemos de dejar de vivir de una vez por todas en el día de la marmota y la nula voluntad política para solucionar problemas, pues la más lamentable de todas las situaciones nombradas es que quienes deben respetar la ley y cumplir sus obligaciones como representantes y autoridades eluden su responsabilidad y cuando no cumplen la impunidad aparece otra vez como norma, el personaje de Murray pudo hacerlo, ¿por qué nosotros no?