Por Cristián Lopez / Profesor de Filosofía

El domingo por la noche y luego del resultado de las primarias, terminé una vez más  admirado por la  manera en cómo periodistas, analistas, representantes de centros de estudio (de los mismos partidos), y dirigentes políticos del establishment se analizaban y explicaban  a sí y para sí mismos (ejercicio para mantener el negocio) el resultado de las elecciones primarias, pronunciando juicios categóricos respecto a la verdad que reflejaban los números, todo esto por cierto, con un tono coloquial, tratando de revestirse de una aparente objetividad como si eso fuese realmente posible  al momento de intentar interpretar cifras electorales.

Por otro lado, quienes pertenecen al “no – establishment” tratan al menos, con mayor tino y transparencia casi pedagógica, de establecer límites de lo posiblemente comparable y lo que no al momento de aventurar un juicio sobre si es dable o no referenciar esta primaria con las últimas elecciones. El “establishment” dependiendo del interés se esfuerza comunicacionalmente para expresar posibilidades, esperanzas, recuperaciones y que se camina hacia la gloria del triunfo según la cifra utilizada

Inevitablemente vino a mí la analogía de la pichanga clásica de la calle o del sitio disponible en el barrio que tenía entre uno de los privilegios más notables posibles el ser dueño de la única pelota (más o menos en buen estado) que permitía el desarrollo de las pichangas en versión hasta tres por día. El dueño de la pelota, en este caso el “establishment”, maneja canales de televisión, radios, etc. es capitán del equipo por naturaleza, dirige paneles, debates, las preguntas a los candidatos y obviamente cuánto tiempo le dedico a ese relato interpretativo, pues tal como en el barrio se corre el riesgo de que ante una situación no prevista como que el entrevistado salga con análisis poco convenientes (equivalente en el barrio penal no cobrado, gol que no fue, faul injusto, o incluso el no ser aceptada la entrañable regla – recurso – principio que todo lo soluciona del “gol o penal”) rápidamente tome la redonda, se la ponga  bajo el brazo, y aduciendo la norma del código futbolero de la calle vociferará con fuerza “la pelota es mía” o para esta analogía es “nos vamos a comerciales”, “te cambio la pregunta”, “te doy menos tiempo”  o la más común “no te invito más a este panel”

Para este columnista amateur lo que entrega certezas es leer el dato, el número, la cifra, los resultados, y contraponerlos con los relatos y conclusiones definitivas planteadas desde los dueños de la pelota. Le invito a ud estimado lector y estimada lectora a investigar (no es difícil) los datos disponibles en el SERVEL, puede ver resultados de las últimas elecciones, por mesa, local de votación, distrito y estoy seguro que descubrirá muchas cosas que le permitirán sacar sus propias conclusiones (invitación y finalidad de este texto)

No olvide, los dueños de la pelota nos quisieron vender resultados de elecciones ya cerradas utilizando como referencia encuestas que, una vez publicados sus resultados, se transforman en comentario obligado de cuanto programa de “análisis” existe. La más utilizada, la regalona del establishment, afirmó con desparpajo que había empate técnico entre la convención mixta y convención constitucional, que el resultado entre apruebo y rechazo sería estrecho, que Pamela Jiles ya había empatado a Lavín y Jadue en la carrera presidencial, y quizás su mayor atrevimiento fue señalar a la ex alcaldesa de Maipú la Sra. Barriga como la mujer política mejor evaluada y con proyecciones presidenciales. Sí leyó bien, presidenciales

En el barrio algunas veces el dueño del balón se iba porque lo llamaban a “tomar once, almorzar o lo que fuese” o porque “tenía que salir” o simplemente porque tenía que entrarse y se suspendía el encuentro hasta que volviésemos a vernos, cosa que a nuestros dueños del balón estructural señalado no les ocurre, ni les va a ocurrir y ni siquiera se dan por aludidos. ¿los noticieros, periodistas, organizadores (oficiales, a los que fueron todos) de pseudo debates, etc se hacen cargo de su baja credibilidad ante la opinión pública? ¿se hacen cargo de su falta de criterio al no comprender que lo importante es escuchar a los candidatos y no a entrevistadores y entrevistadoras? ¿se cuestionarán sobre la excesiva, desagradable y poco ética exposición y sobre cobertura a un candidato en particular? Bueno, al menos con el resultado del domingo confirmamos que la política de matinal está bien muerta.

El dato está disponible, se torna más interesante cuando se mira con detención, la única verdad clara y evidente como diría el viejo Descartes, que arroja para mí las elecciones de estos últimos tiempos es que la pelota, las reglas y la interpretación del juego ya no es de un grupo de elegidos y elegidas. Los imagino dando vueltas en círculos tratando de buscar el resquicio que demuestre que otra vez “todos ganamos” y nadie perdió, incluidos los que nos participaron. Se nos dice categóricamente por ejemplo que “ganó el anticomunismo”, lo extraño es que el candidato del PC en el dato duro saca más votos que el candidato estrella y sorpresa de la derecha, y también saca más votos que los 3 candidatos de los partidos de la derecha juntos. ¿Entonces el anticomunismo votó en esta elección y no en la que eligió a la primera alcaldesa comunista en Santiago?  Interesante, ¿cierto?  Por otro lado, ¿las derrotas electorales de la derecha en las anteriores elecciones fueron porque los votantes decidieron votar ahora y no antes?  ¿Tanto les cuesta a los dueños de la pelota entender que la realidad ya dejo de ser blanca y negra como su binominal conveniencia les ordena? Les cuesta entender que no existen los traspasos de votos automáticos, esas lógicas no sirven para estos nuevos resultados. No son dueños de votos ni de intenciones, solo de sus manipuladas y necesarias conclusiones e interpretaciones.

 Aunque no quieran asumirlo ya perdieron la pelota, si bien nos quieren seguir vendiendo lo contrario, por otro lado, los triunfadores (si son responsables) tienen la tarea pendiente de ser capaces de convocar a ese 50% que aún no participa, ese grupo es capaz de definir el resultado de cualquier elección, aguando el clásico pronóstico – deseo de los “expertos”.  Los ciudadanos y ciudadanas ya construyen otros estadios, convocan a partidos y nuevos jugadores. La pelota es mía, la pelota es suya, … mi voto, su voto, y su sentido también, de nadie más.