Es imposible abstraerse de la mediática “pelea”, “discusión”, “reproche” o como queramos llamarle al historiado rompimiento matrimonial de dos celebres figuras mundiales del deporte y la música. Esta disputa de gigantes adquirió estos últimos días características de una “guerra homérica”, con batallas épicas, relatos fantásticos e impresionantes en los que obviamente se adquiere el rol de héroe, heroína, villano y/o villana según la visión de cada atento testigo al desarrollo de esta novela que sin duda alguna y dadas las tecnologías y herramientas de las mismas (redes sociales, portales de noticias, etc,) dotan de información (verdadera o falsa da lo mismo para la causa) suficiente para mantener la atención al respecto. Resulta entre impactante y paradójico atender los sendos debates en redes sociales para entrar en defensa de “él” o “ella”, existiendo también los que tratan de hacer un llamado a la cordura insistiendo que “hay niños de por medio” y que el caso debe ser abordado de otra forma cuestionando la poca madurez de los adultos, y por último también están los que validan el derecho a expresar, hacer lo que se siente y quiere, justificando el “facturar y no llorar” venga de donde venga, incluso con la entrada en escena de marcas comerciales internacionales luego de ser mencionados de manera despectiva según la intencionalidad en la canción, da la idea que pronto será tema de discusión de cualquier consejo económico, de gestión y estrategias de marketing
Le invito estimado lector a dar un giro o mejor dicho, dar una perspectiva nueva a estos hechos y problematizar desde otra vereda. Por un lado, sabemos que es difícil poner límites al arte, la imaginación, la creación, la expresión de sentimientos y vivencias está lejos de tener márgenes o recetas establecidas como acuerdo disciplinar, por lo tanto y no es el fin de este texto, en ningún caso, nos acercaremos a juzgar respecto de la letra de una canción que no utiliza analogías, sino que se encarga de ser bien directa en su mensaje, por lo demás ya sabemos no es la única ni la primera en la historia de la música popular y menos hacer juicios de los protagonistas de esta historia.
Ahora, tenemos muy claro que generalmente quienes crean siempre parte de sí mismo como referencia, lo que no significa que todas sus creaciones sean estrictamente un relato biográfico. Bajo esta idea es que nos dirigimos al tema que interesa reflexionar, una pregunta que me ha dado vueltas todos estos días: el límite de lo privado con lo público. Si consideramos a las redes también como una herramienta de expresión de algo, tendremos que estas permiten una manera de “relatar” a otros nuestra vida, pensamientos y momentos, algunos lo hacen muy artísticamente, algunos tienen límites autoimpuestos y otros simplemente no filtran, ni en el lenguaje ni el contenido.
Y ¿Por qué queremos contarle al mundo lo que hacemos? Nos enfrentaremos a múltiples teorías respecto de esas causas, no es el caso revisarlas ahora, da para estudio o investigación sin duda alguna, pero las preguntas pertinentes para este caso son ¿por qué elegimos contar algunas y no todas? o ¿por qué contamos todo? Podríamos sentarnos a preguntarles a los dos famosos que buscan con la exposición, pero no situándonos en pseudo posiciones morales superiores, sino como ejercicio de conocimiento y explicación si es que la hay, y sin ir más lejos basta con qué nos preguntemos a nosotros mismos (si es que tenemos redes) por qué tenemos esas redes y por qué publicamos lo que publicamos
Como usuarios creo nos falta formación en ciberseguridad y también en el contenido que publicamos en nuestras redes particularmente como resguardo pensando en niños y niñas, y seguridad general, quizás ahí tenemos ciertos límites muy criteriosos y legales ya establecidos, otra cosa es el arte, por cierto, tema del que podríamos discutir por muchas horas. Mientras tanto nos podemos quedar con la frase aristotélica como referencia al menos para pensar en nuestros propios criterios y límites.
“Considero más valiente al que conquista sus deseos, que al que conquista a sus enemigos, ya que la victoria mas dura es la victoria sobre uno mismo”
Cristian López Pérez
Profesor de Filosofía
